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martes, 23 de febrero de 2010

MIS AMIGOS MAS INTIMOS


Aunque yo he sido amigo de todo el mundo, siempre tiene uno unos amigos más íntimos, en los que confiar más los secretos. Desde que empecé a trabajar en la construcción fui haciendo amistades y amigos. Los más íntimos fueron estos: Juan Antón Campillo, más conocido por Juan el Datilero, será amigo íntimo mientras yo viva; José Villascusa Verdú, más conocido por Pepito el Guapo, igual que el anterior; José Molinero García, alias Pepito el Sereno, idem de lo mismo, pero de éste sólo me queda el recuerdo, que en paz descanse; Jesús Carrion Yuste, más conocido como Jesús el Carrión, igual que los otros; Porfirio Cámara Rubio, de El Siscar e Isidro Pérez Menárguez, más conocido como Isidro el Ciporrón.

domingo, 21 de febrero de 2010

CAMBIO DE PUESTO

El sargento se quedó un poco pensativo, me miró y me dijo "no te preocupes, vas a estar en un puesto donde no te vas a aburrir"; y así fue, me destinó al comedor como jefe del mismo; allí tenía todo el trabajo que quería y algo más.

Allí pasé el resto, hasta cumplir los dos años de mili. Por cierto, fue el último reemplazo que hizo dos años de mili, el siguiente hizo solo dieciocho meses; así que, junto conmigo, se licenciaron dos reemplazos más.

Tuve tiempo suficiente como para hacer un curso de radio-transistores por correspondencia en mi tiempo libre y de sacarme el carnet de conducir de primera por lo civil, que me costó dos mil quinientas pesetas en el año 1.966. Pero lo que yo creía que iba a aprender en la marina de guerra española no lo aprendí; era nadar y salir en los barcos por altamar.

El veinticinco de Septiembre de 1.966, una semana antes de cumplir los dos años de mili, nos licenciaron. El subteniente que nos pagó, cuando me tocó a mí, me dió la enhorabuena y me dijo "has salido para la policía nacional, dentro de un mes te tienes que presentar en Madrid"; yo me quedé mirandolo y le dije "pero si yo no he solicitado nada"; él me contestó "tú eres tirador de primera y por eso has sido elegido", "¿pero es obligatorio?" le pregunté, él me contestó "otros quisieran poder tener ese previlegio", "pues yo no, señor, y, si es posible, la renuncia la hago ahora mismo". Me miró y me dijo "sí claro", y sacó una hoja, la rellenó y se la firmé, y allí terminó mi etapa del servicio militar.

domingo, 14 de febrero de 2010

UNA MILI LARGA


Mi servicio militar fue largo, pero se podía llevar bien; después de tres meses de instrucción juramos bandera, y, a continuación, a destinos. Me tocó quedarme en el cuartel tres meses más de repetidor, los cuales tres meses los pasé de asistente de un teniente de navío, o mejor dicho de su esposa, porque todos los trabajos que hacía eran domésticos, como por ejemplo, hacer los mandados a su mujer, limpiar la jaula del periquito, vestir y calzar a las tres niñas para mandarlas al colegio; por cierto, la mayor ya no era tan niña.
Como aquel trabajo me ponía a veces en ciertos apuros, hablé con mi superior y se lo dije; él lo comprendió y me dijo que aguantara los tres meses, y que, después, me buscaría un buen destino; y así fue.
Cumplidos los tres meses de asistente, fui destinado al ( C.I.A.F. ) Centro de Instrucción y Adiestramiento de la Flota. Los primeros tres meses después de hacerme unas pruebas los pasé como albañil de mantenimiento. Como en aquel puesto me aburría porque no se hacía casi nada, hablé con el sargento de oficios para que me pusiera en otro puesto que fuera mas activo. El sargento, que sabía toda mi trayectoria, me dijo: "¿qué pasa, Rubio, que te aburres, verdad?", yo le contesté "pues sí, mi sargento, aquí no tengo un puesto activo, que es lo que a mí me gusta para que se me pasen estos dos años lo más rapido posible".

viernes, 12 de febrero de 2010

SERVICIO MILITAR


Dos de Octubre de 1.964, ese día me incorporo al servicio militar en el Cuartel de Instrucción de Marinería de Cartagena. Allí pasé los tres meses de instrucción; me asignaron el numero 4.175 del cuarto reemplazo. Durante el período de instrucción los suboficiales nos decían que si alguno era analfabeto que lo dijera para mandarlo a la escuela, y así poder aprender a leer y escribir.

A mí me vino una idea, como no tenía graduado escolar, si me apuntaba tenía la posibilidad de tenerlo, y así lo hice. Con lo que no contaba yo era con que los que no se apuntaban salían de paseo por las tardes y los que nos apuntamos teníamos que dar las clases por las tardes.

El primer día en que empezamos las clases me dan la primera sorpresa, me dan la cartilla de la A E I O U; me quedo mirando al cabo y le digo, "mi cabo, esto me lo dieron a mí cuando tenía seis años, y ya me lo sabía". El cabo me contestó: "entonces tú no eres analfabeto, para qué te has apuntado"; yo le contesté: "porque yo creía que toda persona que no tuviera el graduado escolar era un analfabeto".

El cabo llamó al sargento y le explicó el caso, y el sargento llamó al cura, que era el que enseñaba la religión, y se lo dijo; el cura me llamó aparte. Cuando lo vi pensé, anda, que si veo a este hombre por la calle, voy a pensar que es cura vestido de militar como va, porque era un teniente sin sotana. Me dijo, siéntate; me senté frente a él y me dijo: "cómo te llamas", "Juan" le contesté. "Bien Juan, cómo andas de doctrina", miré al cura y le dije: "pregúnteme, teniente". Empezó a preguntarme y yo a contestarle; me preguntó todo el catecismo, al cual le contesté correctamente. Se levantó, me dió la mano y me dijo: "Juan, tú no eres analfabeto, hijo, te tomaré el nombre y los apellidos y cuando hagamos los exámenes te llamaremos para que vengas a hacerlos.

Y así fue, a los siete meses me llamaron para examinarme, y de más de setenta que estábamos, saqué el número dos, y así obtuve el graduado escolar, que entonces se llamaba Certificado de Estudios Primarios.

jueves, 4 de febrero de 2010

ALTO RIN

A últimos del mes de marzo llegamos al ALTO RIN. A la mañana siguiente nos presentamos en la empresa; a mi hermano le hicieron el contrato de inmediato porque ya tenía ficha del año anterior, y al otro compañero, también; pero a mí me tomaron los datos y me llevaron a una obra. Me presentaron al encargado para que me hiciera las pruebas, y así lo hizo.

Estuve de pruebas en distintos puestos de la obra, primero colocando ventanas, después amaestreando y enluciendo paredes con mortero de cemento, y, la última prueba, colocando ladrillo en tabiquerías. A medio día el encargado de la obra me dijo que las pruebas habían terminado, me dio un papel y me mandó a la oficina.

En la oficina entregué el papel al oficinista y este me dijo que me esperara un momento. Me senté en una silla y esperé. Poco tardaron en llamarme, entré a un despacho, me tomaron toda la afiliación y me hicieron el contrato. Acto seguido lo firmé, y me mandaron a la policía para que me hicieran el carnet de identidad, y, una vez recogido, me mandaron a Milus para que me hicieran el reconocimiento medico.

En una de las obras que tenía la enpresa tuvimos que improvisarnos en el entresuelo una habitacion para los tres. Compramos un hornillo eléctrico para hacernos la comida y la cena y nos instalamos una luz y un enchufe en la habitación, y allí mismo cocinábamos.

Poco mas de cinco meses estuve trabajando en la empresa, pues ya les había advertido que tenía que volver a España para hacer el servico militar. El encargado de la obra, que se llevaba muy bien conmigo, me dijo que podía seguir trabajando en Francia y no hacer la mili, pero yo le contesté que la mili los españoles la hacíamos en España, y yo me venía para hacerla.

Cuando llegamos a mi casa mi hermano y yo, a mi madre le entregué el dinero que había traído. Treinta y dos mil pesetas; ya me podía ir tranquilo a la mili, sabiendo que ni mis padres ni yo pasaríamos falta de dinero mientras estuviera haciendo el servicio militar. Mi madre me dijo que el dinero me lo guardaría y que, si no era por una emergencia, que no lo tocaría. Yo seguí trabajando hasta que ingresé en el servicio militar.

1.964 SALIDA A FRANCIA

Después de analizar la situación económica de mi casa llegué a la conclusión de que tenía que emigrar otra vez; lo que se ganaba en España daba escasamente para comer y llevar la casa, pero no para ahorrar, y en el mes de Octubre me tenía que incorporar al servicio militar para dos años. Yo pensaba en la situación en que dejaba a mis padres; si necesitaba algún dinero mientras estaba haciendo el servio militar, cómo me lo iban a dar.

Hablé con mi hermano José, que el año anterior había estado en Francia, en la construcción, y me dijo que allí se necesitaban oficiales, pero que no había que esperar contrato porque el año anterior la empresa mandó muchos contratos para oficiales y, de los que fueron, la mayoría eran peones; por eso no se fiaban.

Mi hermano escribió a la empresa, y ésta le contestó que, si queríamos trabajar, que nos fuéramos sin contrato y, una vez allí, nos harían las pruebas de oficial y si eran buenas nos darían el contrato.

Solicité de la tercera Región Militar un permiso para salir al extranjero, el cual me concedieron, y pocos días después marchamos mi hermano y yo juntos con otro compañero.

martes, 2 de febrero de 2010

ALEMANIA III

Cuatro meses estuve en Alemania. Trabajábamos como si fuéramos a destajo. Se cobraba bien, pero no había día en que no me acordara de los míos, de mi pueblo y de mi España. No pudiendo aguantar más, nos venimos de Alemania yo y otros tres compañeros, entre ellos el novio de mi hermana, que tenía más ganas de venirse que yo. Nos vinimos en autobús. Yo me quedé en Barcelona porque mi padre, que tenía más ganas de verme a mí que yo a él, le plantó a mi madre la escusa de que se venía a Barcelona para ver a sus hermanos; eran seis los que tenía en Castellar del Vallés y Canurial; pero, en realidad, a quien quería ver era a su hijo Juan.

El importe de mi trabajo ya tenía destino; mi otra hermana, la menor, mi Isabel se casaba el año próximo, pero el gasto de la boda estaba cubierto. Se casó el día catorce de Marzo de 1.964. En mi casa quedamos mis padres y yo con la alegría de haber casado a mi hermana, y con la tristeza de que se había marchado de casa para siempre.

Yo empecé a calcular la situación económica de mi casa y el futuro que teníamos por delante mis padres y yo. Ese mismo año me tenía que incorporar al servicio militar y mis padres se quedaban solos durante dos años.

lunes, 1 de febrero de 2010

ALEMANIA II

No había pasado media hora cuando una furgoneta marca Ford aparcó cerca del andén; bajó un hombre y se dirigió a nosotros. Después de saludar en su idioma sacó un papel y empezó a chapurrear los nombres que llevaba escritos; eran los nuestros. Subimos a la furgoneta por la parte trasera. Los asientos eran laterales, los del conductor y el acompañante estaban separados por una rejilla, parecía el furgón de la cárcel.

LLegamos a Languenaguen, un pueblo cerca del aeropuerto de Flulgafen. Los paisanos que ya estaban allí nos estaban esperando. Bajamos las maletas del vehículo y los paisanos las cogieron para meterlas en las barracas, pero el chófer se acercó y les dijo que allí no, que nos fuéramos al otro lado. Nosotros no entendíamos nada. La sorpresa fue para todos cuando el chófer echó a andar y nosotros le seguimos, abrió la puerta, entró y encendió la luz. Todo era nuevo, una obra totalmente nueva para ser habitada por nosotros, con una cocina muy amplia, un salón comedor muy grande, sus aseos con duchas y bastantes dormitorios con tres y cuatro camas cada uno.Los paisanos que vieron la obra nueva, y que la iban a ocupar los nuevos que vinieran después, aprovechando que estaba de noche, cogieron sus cosas de las barracas y se cambiaron a la obra nueva antes de que vinieran otros inmigrantes y les quitaran el puesto.

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