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jueves, 25 de noviembre de 2010

NUEVO TRABAJO EN ANDALUCIA

El día cuatro de Noviembre de 1.984, a las cuatro de la mañana, salí de mi casa con rumbo a Jaén, concretamente al pueblo de Albánchez. Mi trabajo consistía en ordenar a un grupo de veinte obreros para hacer una sustitución de sistema de riego, a base de canal de piezas prefabricadas de hormigón, que se fabricaban en Murcia y se transportaban en camiones hasta el pueblo de destino.
Aquellos trabajos se llamaban trabajos del P.E.R., que significa Plan de Empleo Rural, y la empresa que lo ejecutaba se llamaba TRAGSA, aunque yo iba mandado por la empresa que me buscó, el seguro me lo hizo TRAGSA para el tiempo que duraran las obras. Mi sueldo no era exactamente el que me propuso mi empresa, sino los metros de canal terminados, a un precio acordado entre las dos partes. Así que tuve que poner todo el ingenio que tenía para poder sacar las diez mil pesetas diarias, y lo conseguí hasta tal punto que lo superé.
La empresa que me contrató se llamaba Diego Marin Alarcón, y pronto se dio cuenta del trabajo que estaba realizando. Me llamó a la oficina y me propuso tomar varios pueblos a la vez para obtener más ganancias tanto la empresa como yo. Le dije a mi jefe que me lo pensaría. El me respondió: "pues piénsalo rápido, que a primero de mes salen más pueblos".
El fin de semana siguiente me puse en contacto con unos compañeros con los que había estado trabajando el año 1.978 haciendo canales, y les propuse un sueldo casi el doble de lo que ganaban, más la pensión y la comida, y me lo aceptaron. Comuniqué a mi jefe la decisión, y al mes siguiente comenzamos a trabajar en varios pueblos a la vez, empleando a cerca de cuatrocientos obreros. Mi trabajo consistía en ordenar a los encargados de cuadrilla y vigilar y supervisar los trabajos en cada pueblo.
Dos años estuvimos en esos trabajos, hasta que mi hijo Juan cumplió los dieciséis años y me lo llevé y lo puse a cargo de una cuadrilla de veinte hombres en el pueblo de Albánchez de Ubeda.

martes, 23 de noviembre de 2010

MUERE MI PADRE

Hacía varios años que a mi padre, por motivos de mala circulación, le tuvieron que amputar una pierna. Los médicos recomendaron ponerle una ortopédica, pero él les dijo que no se encontraba con fuerzas para ponerse de pie, y no se la pusieron.
Hasta sus últimos días los pasó en una silla de ruedas. Desde que le cortaron la pierna se le quitaron las ganas de vivir, no se le quitaba el dolor de la pierna que le habían cortado; él decía que le dolían los dedos y el pie, y la pierna la tenía cortada por el muslo. Dos veces se cayó de la cama, porque se incorporaba, y, creyendo que tenía la pierna, se bajaba de la cama, y, al intentar poner los pies en el suelo, se caía.
El día veintiocho de Febrero falleció, y con él se fue una de las personas que yo más quería, porque, no sólo era mi padre, también era mi amigo; y no lo digo por alabarlo, sino porque en los tiempos difíciles de la posguerra, a los padres se les llamaba de "usted", y yo, quizás fuera porque era el menor de los hermanos, pero yo tuteaba a mi padre. Mis hermanos me decían "el papá te va a dar un trompazo por llamarle de "tu", pero no fue así, me fui ganando su confianza, y, más que padre e hijo, nos tratábamos como amigos. Que Dios lo tenga en la gloria, que bien merecida la tenía.

lunes, 22 de noviembre de 2010

POCOS DIAS DESPUES

Convocó al Consejo Rector una noche, y nos reunimos los dieciséis miembros que componían el Consejo Rector. Como único punto del orden del día, era aclarar lo de los diez mil kilos de limón podrido. El presidente, después de abrir la sesión, me pidió una explicación sobre el tema.

Yo le dije que llamara al oficinista y que trajera los libros de entradas y salidas. Se levantó y lo llamó. Entonces le dije al oficinista: "dime los kilos que han entrado de primera y los que han salido, y de segunda igual". Al oficinista se le cambió el color de la cara. Abrió el libro y empezó a leer; en primera habían salido cuatro mil kilos más de los que habían entrado, en segunda habían salido cinco mil kilos más de los que habían entrado. Entonces, dirigiéndome al presidente, le dije: "Entonces, si han salido nueve mil kilos entre primera y segunda más de los que han entrado, ¿me quiere decir, señor presidente, de qué categoría de limón han salido los diez mil kilos de podridos?"
Naturalmente que había tirado diez mil kilos de limones podridos, pero de la partida que había entrado de cítrica. Todos los consejeros se quedaron mirando al presidente, y uno le dijo: "¿para esto nos has convocado?"
Desde entonces el presidente y yo no compaginábamos bien, le había dejado en ridículo delante de todo un Consejo Rector, y eso no me lo iba a perdonar nunca.
En la segunda quincena de Octubre, me propusieron un trabajo para ganar doscientas mil pesetas mensuales; le dije al que me lo propuso que en pocos días le daría la contestación. Yo ganaba en la cooperativa cincuenta y cinco mil pesetas mensuales, y le propuse al presidente que me subiera el sueldo a setenta mil pesetas. Este convocó al Consejo Rector para debatir mi propuesta, y decidieron que no; y así me lo comunicó el presidente.
Con aquellas palabras del presidente, que a mí me sonaron a despido, me fui al teléfono, hice una llamada y confirmé mi nuevo trabajo.
El día dos de Noviembre, Sábado, cobré el mes de Octubre y trabajé, dando instrucciones a la encargada de las mujeres y al chaval que iba a quedarse en mi puesto para que siguieran funcionando sin necesidad de que yo estuviera con ellos. No obstante, cuando venía los Viernes casi de noche, antes de llegar a mi casa, pasaba por la cooperativa para ver si todo funcionaba bien o si tenían algún problema.
Haciendo las cosas de corazón, como yo las hacía, no podía estar tranquilo hasta que tuve la certeza de que ya no me necesitaban.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

DEJO EL PUESTO Y ME MARCHO

Fue duro y penoso el camino, pero lo conseguimos. A principios de la campaña del limón fino del año 1.984 se había comprado al dueño del establo todo el terreno, y se habían hecho nuevas cámaras para desverdizar el limón.
En esas fechas teníamos nuevo presidente. El nuevo presidente, Juan José García Ortuño, otros dos consejeros y yo visitamos varias cooperativas asociadas para ver cómo evolucionaban, y nos gustó su evolución. Entramos a formar parte de la Federación de Cooperativas con el numero 90, y se trabajaba muy bien.
Disponíamos de tres naves y de dos cámaras para desverdizar más de cincuenta mil kilos en cada una; trabajábamos en el almacén unas treinta mujeres y seis hombres, más el oficinista y yo; y en el campo trabajaban otras tantas personas. Ese año se preveían muchos millones de kilos, había una cosecha muy buena, y ya exportábamos a toda Europa y a países del Este.
Pero yo tenía un problema con el presidente. Al contrario del anterior que no se metía en los trabajos del almacén, éste se metía en todo como si él fuera el encargado del almacén, cosa que a mí no me parecía bien. En la campaña anterior ya había tenido una discusión con él porque me cambiaba al personal sin contar conmigo para nada. Le llamé a la oficina y le dije que, mientras yo fuera el encargado del almacén, el que mandaba allí era yo, y no le sentó nada bien.
Por si fuera poco, el oficinista, que era hijo del secretario, lo alarmó diciéndole que en un mes había tirado diez mil kilos de limones podridos. De seguido fue a darme las quejas, yo le dije que convocara al consejo rector para aclararlo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

EVOLUCION DE LA COPERATIVA

Como responsable de trabajo de las entradas y salidas, del control de los productos tanto en el almacén como en el campo, y de la evolución de los mercados tanto nacionales como extranjeros, tuve que trabajar duro y con unos horarios muy extensos.
Antes de las siete de la mañana ya estaba en la cooperativa preparando y ajustando los calibradores de la máquina, y a las ocho de la mañana, cuando las mujeres comenzaban, ya lo tenía todo preparado.
Al medio día, cuando se terminaba de trabajar, nos íbamos a comer, y a las cuatro de la tarde comenzábamos otra vez; y, según los pedidos que teníamos, así dependía el horario de terminar la jornada.
Cuando se acercaba la fecha de la campaña del limón fino muchos agricultores habían venido observando la marcha y el funcionamiento de la cooperativa.
La entrada de socios desde que comenzamos, había sido lenta, pero, conforme se iba acercando la campaña, iban entrando más socios. Durante la campaña del limón fino se contrató a un oficinista, y le tuve que habilitar una oficina junto a la mía; entre las dos no llegaban a los ocho metros cuadrados, pero nos surtíamos bien.
Aquello funcionaba. Al principio sólo mandábamos limón a los mercados nacionales, como Madrid, Bilbao o Zaragoza, no disponíamos de marca propia. El presidente, a través de sus amistades , consiguió que un amigo y conocido suyo nos cediera su marca para poder exportar al extranjero. EL LANCERO, así se leía la marca, y el señor que la cedió hacía de representante de la cooperativa. Como se vendía mucho y entraban nuevos socios, el consejo rector decidió solicitar marca propia para agilizar los trámites.

domingo, 14 de noviembre de 2010

FUNDACION DE LA COOPERATIVA

El día seis de Junio de 1.982, comenzamos a trabajar en la cooperativa. Ocho mujeres y yo componíamos el equipo en el almacén, y otras tantas personas en el campo recolectando limón.
La sede se había ubicado en un establo propiedad de uno de los fundadores. Yo, como albañil que era, habilité un cuartichín que tenía el dueño del establo para las medicinas de los terneros y lo convertí en oficina. No disponíamos ni de mesa ni de sillas, el dueño nos prestó lo que él tenía.
Tuvimos que hacer una valla para separar los terneros de la zona en que estaba la máquina en la que trabajaban las mujeres. Los terneros a veces metían la cabeza entre los maderos, y como la mitad de las mujeres trabajaban de espaldas a la valla, estos con el morrillo les empujaban en el trasero; era de risa pero no teníamos otra cosa.
Como se trabajaba sólo para el mercado nacional, los pedidos los hacíamos por la mañana, y por la tarde, las mujeres no venían a trabajar. Propuse al consejo rector hacer una pequeña cámara para derverdizar el limón. Lo aceptaron y, con la ayuda de un chaval que trabajaba con nosotros, hice la cámara en la cual metían hasta veinte mil kilos de limón; teníamos que apilar hasta diez cajas de altura, y como no teníamos maquina elevadora, teníamos que apilarlas y bajarlas todas a mano.
Así fuimos ordenando aquel trozo de establo, que estaba dentro del cauce de la rambla de Santomera con el consiguiente peligro de inundarse si la rambla traía bastante agua de una lluvia.
En el mes de Julio se le compró al dueño el trozo de establo que teníamos ocupado, y, en ese mismo mes, se hizo la escritura de la cooperativa en Abanilla, en la notaría de don Ramon Romá Riera. Los cargos de los trece fundadores quedaron de la siguiente forma:
Presidente, Juan Antón Campillo
Vicepresidente, Juan José Garcia Ortuño
Secretario, José Fernández Laorden
Tesorero, José Villaescusa Verdú
Consejeros, Antonio Marquina Espejo, José Martínez Carrión, Vicente Fernández Campillo, Joaquín Rodríguez Yllescas, Antonio López Martínez. y Francisco Fuster Alemán.
Como interventores de cuentas, Carmelo Molina López y un servidor Juan Manrique Rubio.
Y para el comité de recursos, Tomás Cayuelas Martínez.

jueves, 11 de noviembre de 2010

AÑO 1.982

Después de dejar el bar, seguí trabajando en la construcción, pero iba yo solo y sin socios, hacía obras a particulares.
Me salió una obra para hacer en Yeste, provincia de Albacete, en una aldea llamada Jartos, era una obra de más de cien metros cuadrados y con dos plantas de altura, la acepté y la empecé.
Me hospedaba en Yeste, en la fonda Felipe, el dueño de la obra me pagaba la pensión y la comida, y un sueldo convenido entre los dos; los peones los ponía él. La obra la llevaba bien y a buen ritmo, se trabajaba fuerte pero a gusto. Los fines de semana me venía a mi casa, y los lunes temprano salía para estar a la hora de comenzar en el trabajo.
Mientras tanto, en Santomera estábamos haciendo reuniones entre algunos agricultores para formar una cooperativa del limón, para poder exportar al extranjero y cubrir parte del mercado nacional.
Nos reuníamos todos los sábados por la noche cerca de veinte personas, y en los primeros días de Mayo de 1.982 concretamos y aprobamos, por mayoría de trece personas a favor, que se fundara la cooperativa, y que se le pondría el nombre de EL LIMONAR DE SANTOMERA.
Se decidió el puesto de cada uno en la formacion del consejo rector, y a mí me tocó el de interventor de cuentas junto con otro más.
Me eligieron para el puesto de encargado general, el cual acepté con la condición de que mientras no terminara la obra que estaba haciendo en Yeste no empezaría en la cooperativa, y así lo aceptaron.
El día dos de Junio termino la obra de Yeste. El dueño me pagó y cargué toda la herramienta en un vehículo y me la traje para Murcia.
Allí terminaba otra etapa de mi vida, otra vez dejaba la construcción para dedicarme a otro oficio, el cual desconocía totalmente, aunque yo ya estaba acostumbrado a los cambios.
Este iba a ser un cambio muy importante, pues ya no se trataba sólo de mi casa ni de mi familia, se trataba de que se podían incorporar muchos socios a la cooperativa y de que había que emplear a mucha gente a trabajar, se trataba de muchas familias que podían vivir del trabajo que podía dar la cooperativa.

domingo, 31 de octubre de 2010

PRIMERA COMUNION DE MI HIJO

Ese mismo año hizo la primera comunión mi hijo Juan, y lo celebramos en el bar juntos con la familia. Mi casa del pueblo la alquilamos, y con el dinero que nos daban pagábamos el alquiler del bar.
La idea nuestra era llevar el bar unos años, porque hicimos una clientela muy buena, y aquello marchaba bastante bien; pero mi mujer tuvo que ir al médico por problemas de respiración. El médico le mandó hacerse unas pruebas de alergia y unos análisis, los cuales dieron como resultado que mi mujer, aparte de tener alergia al polvo y otras cosas más, también tenía sinusitis y asma bronquial intrínseco,una enfermedad que le aconsejaba no seguir en el bar, lo primero por el humo del tabaco, y lo segundo por el polvo que se mueve dentro del bar.
Para poder seguir con el bar tuvimos que meter como socia a una hermana de mi mujer, para que le ayudara a ella; pero las cosas no marchaban igual que antes. Mi mujer y yo nos replanteamos de dejar el bar.
Las pruebas que le hicieron y los análisis fueron tajantes, no podía seguir en el bar. Una noche, después de acostarnos, mi mujer y yo hablamos y decidimos dejar el bar, y yo le dije a mi mujer: "el bar sin tu presencia ya no es lo mismo, así que, si tú no lo puedes llevar, lo mejor que podemos hacer es dejarlo".
Avisamos al inquilino de mi casa para que fuera buscando otra casa. Mientras tanto yo fui haciendo contactos con personas que querían quedarse con el bar.
Al finalizar el año, dejamos el bar y nos volvimos a mi casa. El bar no llegó a cerrarse, se lo traspasamos a otro en las mismas condiciones con que lo llevábamos nosotros. Se valoraron todos los muebles, los enseres de la cocina, las bebidas y todo el material que contenían las cámaras, y el día uno de Enero de 1.979 dejamos el bar de la venta nueva, terminando así otra etapa de mi vida.

martes, 26 de octubre de 2010

LLEGA POR FIN LA DEMOCRACIA

Año 1.978, ya estábamos en la democracia, o al menos eso parecía; hacía tres años que Franco había muerto, ese mismo año se celebraron elecciones libres en España, y las ganó por mayoría absoluta el partido de la U.C.D., Unión de Centro Democrático, y entró como presidente del gobierno Adolfo Suarez. Pero antes de las elecciones se había restaurado la monarquía en España, ya teníamos nuestros flamantes Reyes, Don Juan Carlos de Borbón y Borbón y Doña Sofía de Borbon y Grecia, que ya tenían a sus tres hijos; la primera fue la princesa Elena, la segunda fue la princesa Cristina y el tercero fue el principe Felipe.
En enero de ese mismo año, alquilé la venta en la que había conocido a mi mujer, y la convertí en un bar, al cual nos pasamos a vivír; dormíamos en una habitación que yo había preparado para ello, y allí dormíamos los cuatro de la familia.
Pagábamos de alquiler diez mil pesetas mensuales, más los gastos de los servicios. Nos iba bien porque yo no dejé de trabajar en la construcción, pero como iba yo solo, podía hacer escapes de tiempo ciertos días para aprovisionar el bar de las cosas necesarias.
El coche que tenía, que era el que me hizo irme a Suiza, lo cambié por una furgoneta para poder transportar los materiales que necesitaba en el bar, y para traer vino de Jumilla, a donde iba dos veces por semana, porque también hacía venta ambulante de vino y refrescos.
Mi mujer era la pieza fundamental del bar, llevaba la barra desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche, que era cuando terminaba de limpiar el bar; también llevaba la cocina, y, además también se mataban todas las semanas un cerdo y dos o tres corderos.
Yo me levantaba a las seis de la mañana para abrir el bar, y estaba hasta las nueve menos cuarto. Mi mujer, después de levantar a mi hijo y mandarlo al colegio, me sustituía en la barra, y yo me iba a trabajar en la construcción con un señor que tenía varias fincas. Trabajaba de nueve a una y de tres a siete de la tarde, así que a medio día sustituía a mi mujer en la barra para que ella preparara la mesa para comer nosotros.
Por la tarde, cuando los obreros terminaban su jornada y algunos pasaban por el bar, yo ya estaba allí para apoyar a mi mujer en la barra. La verdad es que trabajábamos mucho pero nos iba bien.

domingo, 24 de octubre de 2010

NACIMIENTO DE MI HIJA

Año 1.974, otra alegría en mi casa, el día 18 de Marzo nace mi hija María José, justo a los cuatro años y un mes de haber nacido mi hijo Juan, y a la misma hora aproximadamente. Mi mujer fue asistida en el parto por el mismo comadrón que asitio a mi hijo, y en la misma cama, y en mi presencia.
Ese mismo año compro la tierra en el campo de la matanza, una finca de unos siete mil metros cuadrados aproximadamente; el costo de la finca fue de 252.000 pesetas, y, como no tenía todo el dinero para pagarla, mi suegro nos prestó 20.000 pesetas, y se las devolví a los pocos meses, y como todavía me faltaba dinero para terminar de pagarla, el dueño de la tierra me prestó las 25.000 pesetas que me faltaban, sin cobrarme rédito alguno, y antes de los dos meses ya se las había devuelto.
Ese mismo año en el mes de Mayo planté los limoneros, y los tuvimos que regar con cubas porque la tierra todavía no tenía dotación de agua.
Ese mismo año conseguimos dotación de agua para regar la tierra e hicimos las correspondientes canalizaciones y tuberías.
Y ese mismo año moría mi suegro en el hospital provincial de Murcia, el día veintinueve de Diciembre.

sábado, 23 de octubre de 2010

EMIGRO A SUIZA

Consciente de la situación en que estábamos, comencé a pensar qué es lo que iba a hacer, mi sueldo no daba para llevar la casa y para pagar las letras del coche, a mis dos socios les pasaba lo mismo que a mí, aunque ellos me animaban diciéndome "verás cómo salimos de esta", "claro que lo vói a ver, pero antes de que termine el mes" les dije yo.
Yo tenía varios amigos trabajando en el extranjero, y pensé escribirle a uno de ellos, así lo hice y pronto me mandó contestación y una dirección, a la cual escribí lo más rápido posible.
Solo pasaron diez días cuando el cartero trajo a mi casa una carta certificada, la cual contenía un contrato de trabajo para Suiza.
Se lo dije a mis socios y estos no lo vieron muy acertado porque estábamos haciendo un chalet en El Raal y los replanteos los hacía yo; pero ellos entendían mi situación y lo aprobaron. Yo tenía que solucionar el problema del coche.
Pocos días después vendí la motocicleta que tenía, para hacer frente a la primera letra del coche, y dejarle a mi mujer algun dinero, y dos días más tarde marché para Suiza, dejando otra vez lo que más quería que era mi mujer, mi hijo, mi casa, y mi España.
Seis largos meses estuve en Suiza trabajando, cuando reuní el dinero que necesitaba, comuniqué a la oficina que me venía para España. Como la campaña de trabajo ya estaba terminando, en la oficina me dijeron que el viaje a España me lo pagaba la empresa, pero con una condición, que al año próximo tenía que volver a Suiza a trabajar, yo les contesté que no, que el viaje me lo pagaba yo.
Una semana mas tarde salí de Zurich con dirección a España, al año siguiente recibí una carta con otro contrato de trabajo para el mismo sitio, pero ya no lo usé, las cosas me iban bien, tenía trabajo, y estaba junto a los míos que era lo que más quería.

martes, 19 de octubre de 2010

COMPRO COCHE NUEVO

Nos juntamos cuatro trabajando, tres oficiales y un peón, mi cuñado Paco se hizo autónomo y el otro oficial también, pero como había que dar de alta al peón, yo, aparte de hacerme autónomo, me tuve que hacer empresario.
Aquello funcionaba y marchaba bien, íbamos a trabajar en mi coche, pero éste ya estaba viejo y no estaba para darle caña.
Un día de viernes que era fiesta en Murcia, cogimos el coche y nos fuimos a las costas de Orihuela para ver los trabajos que allí se estaban haciendo. En la zona de Torrevieja había muchas obras comenzadas y entramos a preguntar en una de ellas, los trabajadores nos indicaron las oficinas y nos fuimos hacia ellas.
Nos recibió un hombre bien vestido, nos invitó a que nos sentáramos en su oficina, y nos preguntó qué queríamos, nosotros le preguntamos si tenía obras para hacer, y si podíamos contratar alguna, el hombre le dio a la cabeza en positivo y nos dijo "pues viene bien vuestra pregunta porque me acaban de traer unos planos para un grupo de duples".
Se levantó y de una estantería extrajo unos planos y los puso encima de la mesa, los fue enseñando uno a uno; eran sencillos de hacer, hablamos de precios y llegamos a un acuerdo. El aparejador nos dijo que preperaría el contrato y que el próximo lunes podiamos ir a firmarlo. Nos despedimos y nos marchamos.
Por el camino de vuelta, comentábamos la obra y los gastos que conllevaba; había que quedarse a dormir en la zona del trabajo y comer los cinco días de la semana. Teníamos que ir por lo menos cinco a trabajar, y eso suponía un gasto bastante considerable.
Como los tres eramos socios, yo les propuse que, si queríamos ahorrarle gastos a la obra, lo mejor que podíamos hacer era comprar un coche nuevo y así podemos venir todos los días y volver a dormir a nuestras casas.
Dicho y hecho, al día siguiente, sábado, nos fuimos a Murcia a ver coches, entramos a un concesionario de la casa Simca, y allí mismo se compró un Simca 1200 color oro, como entrada entregué el coche viejo valorado en 35.000 pesetas, pues el resto hasta las 175.000 pesetas en letras a dos años más los intereses.
El lunes siguiente no trabajamos y nos vamos los tres en el coche nuevo a firmar el contrato de la obra que íbamos a hacer en la costa.
En la puerta de la oficina había un cartel colgado; nos paramos a leerlo y nos miramos unos a otros sin decir palabra, con letras mayúsculas y bien grandes ponía CERRADO POR QUIEBRA.
No dábamos crédito a lo que estábamos viendo, si dos días antes había trabajando un montón de obreros, allí no había nadie en la obra y estaba todo paralizado.

lunes, 18 de octubre de 2010

DESPUES DE CASADO

Despues de casado seguí trabajando en la construccion. Mi cuñado Paco me dijo que me fuera con él, porque entre los dos podíamos ganar más dinero, el trabajo en mi empresa estaba bien pero el sueldo no daba nada más que para llevar la casa para adelante, pero nada más.

Se lo dije a mi jefe y amigo Porfirio, porque con él no tenía secretos; él me dijo que si quería probar que lo hiciera, y que, si no me iba bien, que volviera que mi puesto lo tenía allí.

Comenzamos a hacer obras, le trabajamos a David Castejon haciendo chalet de lujo. Yo todavía estaba asegurado con mi jefe Porfirio, y todos los meses le abonaba el importe del seguro; y mi cuñado Paco hacía lo mismo con David Castejón.

A los pocos meses vimos que nos iba bien. Nos salieron más obras para hacer, pero obras directas para nosotros; como para hacer esas obras teníamos que contratar más personal, decidimos hacernos autónomos; pero eso no era suficiente, teníamos que hacer empresa.

viernes, 14 de mayo de 2010

UN DIA INOLVIDABLE

Dieciocho de Febrero de (1970) mi esposa se encontraba molesta debido al embarazo, pues ya estaba cumplida; salí de casa para avisar al comadrón; éste me dijo que me viniera para mi casa, que el venía enseguida.

Le dije a mi mujer que Paco venía enseguida, me senté en la salita de estar mientras mi mujer paseaba por la casa. Como tenía tiempo de sobra, me puse a pensar y me vino a la memoria el día en que nos casamos, y me puse a hacer balance desde aquel día hasta el día en que me encontraba.

Tuve ocho días de vacaciones cuando me casé. Mi capital al día siguiente de casarme ascendía a cuatromil pesetas, porque se las había pedido prestadas a mi jefe a cuenta del sueldo del mes.

Total, que mi deuda en ese momento ascendía a cincuenta y cuatromil pesetas, cincuentamil de materiales y cuatromil a mi jefe, que se las había pedido prestadas para llevar algo por si se presentaba algun compromiso el día de la boda.

Los días que estuve de vacaciones los aproveché bien; en la finca que trabajaban mi padre y mi hermano José coloqué, en un muro de contencion que hice, más de sesenta metros cúbicos de piedra de cantera; así pues, ése fue mi descanso de las vacaciones.

Como mi esposa quedó embarazada muy pronto, yo tenía que hacer algo antes de que diera a luz, entonces pensé en la finca que compré de soltero para hacerme la casa.

Puse en venta la finca y la vendí, noventamil pesetas me dieron por ella, treinta y cincomil más de lo que me costó, pagué todo lo que debía y con el dinero restante me compré mi primer coche.

Llegó el comadrón y reconoció a mi esposa, era cerca de mediodía, y, a las dos de la tarde aproximadamente mi mujer dió a luz nuestro primer hijo y dió a luz en nuestra propia cama, y en mi presencia; se le puso de nombre Juan igual que su padre.

Así que, cuando nació mi hijo, mi mujer y yo teníamos de patrimonio una casa totalmente amueblada, una motocicleta marca BULTACO tipo mercurio 155, un coche marca RENAUT 4l usado, y un hijo, que era lo que más podíamos desear; a eso le agregábamos que yo tenía trabajo, un sueldo digno para poder vivir, y sin deber ni un céntimo.

domingo, 9 de mayo de 2010

LA BODA

A las cuatro menos cuarto llegué a mi casa. Mis padres y mis hermanos estaban muy preocupados; el verme llegar les alegró mucho. Mi madre me dijo: "¿sabes la hora que es, hijo?", yo le contesté: "¿no lo voy a saber, mamá?"; "anda, siéntate y come" me dijo, "no tengo gana mamá, voy a vestirme"; y me fui a la habitación.

A las cuatro y media salimos de la casa de mis padres y nos dirigimos hacia la casa de la novia, al Campo de la Matanza, y allí estaban esperándonos la novia y toda la familia, bueno casi toda. Mi hermano José, que era el padrino junto con su mujer, le entregó el ramo a la novia y subieron al taxi del Pepe de la Rosa. La madrina y yo montamos en un renault cuatro ele de mi amigo Porfirio, y salimos para Santomera.


Mi suegra no se vino a la iglesia con su hija, se quedó en su casa con todo el dolor de su corazón. Dijo que si su marido no iba, porque se había muerto su madre, ella tampoco iba. Mi sorpresa fue cuando pasamos por el puerto hacia Santomera, y vimos a mi suegro, que estaba con el ganado junto a la carretera viendo cómo pasábamos para celebrar la boda.


Como estaba previsto, a las cinco y media se celebró la boda. Cuando salimos de la iglesia todos los asistentes esperaban fuera para echarnos el tradicional arroz. Comenzaron a darnos la enhorabuena, y una de las que me la dió fue la nujer que me habia preguntado en el autobús, cuando veníamos de Murcia, que para quién era el ramo; cuando me vió se echó las manos a la cabeza y me dijo: "Juan, si no lo veo no me lo creo", y entonces yo me eché a reir y le dije: "¿no te lo creías, verdad Julia?", y ella, dándole a la cabeza, me dijo: "pues no, no me lo creía", y también se echó a reir.


Y sí fue mi boda, cargada de anécdotas. En casa de mis padres se hizo un poco de convite, y lo celebramos juntos las dos familias.

jueves, 6 de mayo de 2010

DIA DE MI BODA


Día tres de Mayo de 1969, me levanto por la mañana temprano. El día estaba gris. Mi hermano José, que iba a ser el padrino junto con su mujer, me dijo si yo podía ir a Murcia a recoger el ramo de la novia, que lo tenía apalabrado en la floristería de la Plaza de las Flores, porque él tenía que trabajar ese día que era sábado; naturalmente, yo le dije que sí.

Cuando salí de mi casa me fui a la Peluquería de los Perifollos. Me peló el Fermín, y, después, me fui para la parada de los autobuses para irme a Murcia. Cuando pasé por la puerta del Bar Sotero vi salir del bar al chófer de un camión que se dedicaba a traer agua potable de Murcia a Santomera, porque en Santomera no había agua potable todavía. Le pregunté si iba para Murcia y me dijo que sí. Entonces le dije a lo que iba y el me dijo: "Pues vente conmigo y desde donde yo te deje hasta donde tú vas no tienes pérdida". Así que me fui con él hasta la misma puerta de la cárcel, que era donde cargaba el agua, y desde allí me indicó el camino a seguir para ir hasta la Plaza de las Flores. Nos despedimos y me marché.

No me fue difícil llegar pues yo había recorrido esa zona algunas veces cuando llevaba el camión de los materiales. Recogí el ramo de la novia y me fui andando para la parada de los autobuses; cuando llegué, acababa de salir el de las dos de la tarde, y la boda era a las cinco y media y hasta las tres ya no salía otro autobús. Desesperado, pero resignado, esperé hasta que llegó el siguiente; cuando vino subimos a él varias personas, mayormente de las que trabajaban por la mañana en Murcia. Recuerdo a una mujer que era la hija del Santos el del bar Santos, el cual yo frecuentaba a menudo; como me conocía, al verme con el ramo me preguntó para quién era el ramo; yo le contesté: "Es para mi novia, que nos casamos esta tarde a las cinco y media". Ella se echó a reir como pensando que le estaba gastando una broma.

martes, 4 de mayo de 2010

PREPARANDO PARA MI BODA

Dos meses antes de mi boda se celebró en la casa de mi novia la petición de mano de la novia. Se celebró por todo lo alto con una cena. Los padres de mi novia estaban muy ilusionados con la boda de su hija. Nos juntamos toda su familia y la nuestra.
Días después de celebrar la peticíon de mano muere la abuela de mi novia, madre de su padre, y a éste se le quitan las ganas de hacer boda y de que nos casemos; yo tenía los muebles apalabrados a falta de que mi suegro diera la confirmacíón, porque los tenía que pagar él.
El lunes vino el que nos tenía que poner los muebles para concretar; mi suegro no estaba en la casa, se encontraba pastoreando el ganado en la finca de su madre. Yo acompañé al mueblista hasta donde estaba él, porque no conocía el camino. Cuando llegamos le saludamos, el mueblista le dijo a mi suegro que los muebles estaban preparados para colocarlos en la casa. Mi sorpresa fue cuando mi suegro le dijo al mueblista: "Mira Juan, he pensado que mañana, martes, voy a ir a Orihuela para ver otros muebles, a ver si están más baratos". El hombre se quedó de piedra porque sabía que nos casábamos el sábado próximo. Yo, al oir las palabras de mi suegro, me puse delante del mueblista y le dije: "Mira, Juan, si mi suegro no quiere los muebles que son los que han elegido su mujer y su hija, tú me llevas a mi casa los muebles de la habitación pequeña, que esa te la pago yo, porque el sábado nos casamos con los muebles o sin ellos". Mi suegro, al escucharme, se dió cuenta de que no había marcha atrás; entonces le dijo al de los muebles: "Bueno, Juan, llévale los muebles y pásate por mi casa de las ocho de la tarde en adelante para que te los pague".
Al día siguiente llevaron los muebles y los colocaron, quedando todo preparado para la boda.

viernes, 30 de abril de 2010

ME ABRIO LA PUERTA

Mi tía Dolores me abrió la puerta después de haber llamado yo como lo hiciera otras veces. "Pasa hijo" me dijo; pasé y me senté junto a las dos en la mesa de camilla. Estaban cenando y recuerdo perfectamente lo que cenaban, un huevo pasado por agua y un vaso de leche.
Mi tía Dolores me dijo: "Juan, me han dicho que te vas a hacer una casa en el campo para casarte", "pues sí tía" le contesté yo, y ella me dijo "y ¿por qué te vas tan lejos teniendo el pueblo aquí?", "pues muy sencillo, tía, porque allí tengo un solar para hacerla y aquí no"; ella, que de tonta no tenía nada, se calló y de aquello no hablamos más.
Pasados unos días mi padre me dice: "Juan, me ha dicho la tia Dolores que, si quieres hacerte la casa en el pueblo, te da el solar que le queda para que te la hagas allí; si te decides, no le tienes que decir a nadie que te lo ha dado ella, pues consta que te lo he dado yo porque ella me lo ha dado a mí".
Así pues, acepté y comencé a hacer la casa en aquel solar, dando la fachada principal a la calle Espronceda, y, la lateral, a la calle San Rosendo. Dos años tardé en construirla.

martes, 27 de abril de 2010

CUANDO MURIO EL SEÑOR

Cuando murió el señor, mi tía Dolores le dijo a mi tía Encarnación que se viniera con ella, porque las dos estaban ya jubiladas, y así pasar el resto de sus vidas juntas, y así lo hizo.
Como en el piso se encontraban muy solas, mi tía Dolores se asesoró con el abogado de su señor, que era precisamente el albacea de mi tía, y le dijo si podía comprar una casa en Santomera a cambio de vender el piso en que ella habitaba. El abogado le dijo que, como suyo que era, podía hacer con él lo que quisiera. El piso era bastante grande y muy bien situado, estaba en la Gran Vía y sus dos fachadas daban hacia la Gran Vía y al Banco de España formando esquina.
Compró en Santomera una casa en planta baja después de vender el piso. Esta casa daba a tres calles, la principal a la calle de Fernando el Católico, con una fachada de diez metros; la fachada posterior daba a la calle Espronceda y la fachada lateral a la calle San Rosendo. Entre la casa, un porche y un pequeño patio, ocupaban poco más de la mitad del terreno comprado y, dividido por una pared y un pozo del cual se sacaba agua para el servicio de la casa, tenía una puerta para pasar al resto del solar.

domingo, 18 de abril de 2010

UN SOLAR PARA MI CASA

Todos los días, cuando venía del trabajo, me aseaba y me iba un rato, bien a ver la novia, bien a estar con los amigos, y, a veces, a ver a las tías de mi padre, que eran dos mujeres extraordinarias que se pasaron desde niñas hasta que se retiraron de sirvientas en Murcia.
Sirvieron en casas distintas, pero ellas se reunían parte de los días para hablar de sus cosas. La mayor era la tía Encarnación y servía en una casa cuyos señores eran de clase media, y, a lo largo de su vida laboral como niñera, crió a una niña que se llamaba Aníta. Aquella niña se hizo mujer y se echó novio y se casó, pero era tal el cariño que tenía a su chacha como ella le llamaba, que les pidió a sus padres que la dejaran irse con ella, y así lo hicieron. Aníta tuvo cuatro hijos, dos varones y dos niñas. A los cuatro los crió la chacha, y a los varones los vio casarse. Las dos mujeres se quedaron solteras.
Mi otra tía, porque para mí eran mis tías, la tía Dolores, estuvo sirviendo en casa de unos señores que tenían una situación acomodada bastante aceptable; eran jóvenes y tenían una niña que aproximadamente era de la misma edad que mi tía Dolores. Las dos niñas se comprendían muy bien, hasta tal punto que los señores las veían como a dos hijas y tomaron la decisión de que fuera así. La mala fortuna entró en aquella casa y la verdadera hija enfermó de tal forma que, siendo muy joven, murió. La tristeza inundó aquella casa.
Pasó un cierto tiempo y mi tía, que estaba tan afligida como ellos, pensó que en aquella casa ya no tenía nada que hacer, y un día se lo dijo a los señores. Estos, al escucharla, la abrazaron y le dijeron: "Dolores, por Dios, ¿es que no ha habido bastante con que se haya ido una hija?. Si tú te vas, habremos perdido a las dos".
Años después murió la señora. El señor, que era bastante mayor que mi tía, hizo un testamento en el cual dejaba a mi tía como dueña del piso en que vivían. De su dinero podía desponer del que necesitara mientras ella viviera, y así mismo disponer del usufructo de sus fincas mientras viviera.

MI PRIMER PRESTAMO BANCARIO

LLegamos al lugar donde estaba ubicado el terreno, bajamos de la moto y le dije: "este trozo es", lo miró y comenzó a andar por todo el perímetro de la finca; cuando terminó de recorrerlo me dijo: "esto ya está visto, arranca la moto y vámonos", y así lo hice.

Cuando llegamos a Santomera me dijo: "para en la puerta del Banco Exterior De España, que tengo que hacer una cosa". Una vez que paré me dijo" "vente conmigo", me fui tras de él y entramos al banco, se dirigió a un empleado y le preguntó por el director, éste le dijo que estaba ocupado pero que le iba a avisar de que estaba allí. Poco tiempo pasó cuando se abrió la puerta del despacho y salieron dos hombres, uno se marchó y el otro se dirigió a nosotros, era el director, y, después de saludarnos, nos pidió que entráramos a su despacho; yo me quedé mirando como si aquello no fuera conmigo, pero el padre de mi amigo me dijo "pasa Juan", y así lo hice.

Una vez sentados, el dirctor le preguntó "tú dirás, Porfirio", porque tenía el mismo nombre que su hijo, y, ante mi asombro le dijo al director "Viriato, mira a ver el dinero que necesita este hombre y proporciónaselo"; el director, dirigiéndose a mi me dijo "tú dirás cuánto dinero necesitas, hasta dos millones me puedes pedir". Se me abrieron los ojos como platos y le contesté "yo sólo necesito treinta mil pesetas", y los dos se echaron a reir. Entonces el director me dijo: "vente el lunes para acá y te haré el préstamo, avalado por este señor, claro", y así lo hicimos.

Ese gesto de generosidad no se me olvidará mientras viva, porque gracias a él, y lo que para mí era lo más importante, es que lo hizo desinteresadamente.

A las dos semanas escrituramos el terreno en una notaría de Orihuela. Yo me llevé a mi padre porque me daba más seguridad de que las cosas se hacían bien. Cuando salimos de la notaría de hacer la compraventa, para celeabrarlo, nos fuimos a Torrevieja a comer.

Y así me hice de mi primer patrimonio a los veinticinco años.

domingo, 11 de abril de 2010

PENSANDO EN MI BODA

Año (1967) mi novia y yo comenzamos a hacer planes para casarnos. No tenía casa ni solar para hacerla. Un tío de mi novia, hermano de su padre, tenía un trozo de terreno de aproximadamente (3500) metros muy cerca de la venta donde nos conocimos, terreno lindero a la carretera de Abanilla. Mi novia me lo dijo y fuimos a verlo. Me gustó mucho el sitio donde estaba ubicado. Le dije a mi novia que se enterara de lo que quería por él. Una noche en que fui a verla me lo dijo; porque se trataba de nosotros, me lo dejaba en (55.000) pesetas. Me gustaba mucho el terreno y el sitio, pero tenía un problema, no disponía de la cantidad total para comprarlo.

Un día estaba en el Siscar en casa de mi amigo Porfirio y se lo comenté a su padre; él me preguntó "¿el sitio es bueno?"; yo le dije que sí, y él me contestó "si el sitio es bueno, es barato para como está el precio de los terrenos. Como él sabía que yo no disponía del dinero total para comprarlo, me dijo el sábado por la mañana: "te vienes y me llevas en la moto para que yo vea el terreno". Y así lo hice; el sábado, sobre las diez de la mañana, cogí la moto, era la segunda moto que tenía, una Bultaco de 150 cc , me fui a su casa; él me estaba esperando, después de saludarnos, montó en la moto y nos fuimos.

martes, 6 de abril de 2010

PENSANDOLO BIEN

Comencé a darle vueltas a la cabeza, y al final llegué a una conclusión, que. para ganar lo mismo conduciendo que trabajando en la construcción, prefería la construcción porque trabajaba sólo por el día, que llevar el camión por el día y por la noche; era del género tonto seguir conduciendo .

Asi pues, un buen día me presenté en la oficina y comuniqué mi despido de la empresa José Maria Jiménez Jiménez, conocido por JIMENEZ JUMILLA. Mucho se opusieron los jefes, pero yo, como escusa, les dije que me daba sueño conduciendo, y que eso era peligroso para mí y para la empresa. Y así volví otra vez al trabajo que no debí haber dejado nunca, porque era el que me gustaba de verdad y el que más entendía.

domingo, 21 de marzo de 2010

NUEVO TRABAJO


Terminado el servicio militar, me incorporé al trabajo de la construcción otra vez, pero con un posible nuevo trabajo en el bolsillo, mi carnet de conducir de primera.

Pasaron más de quince meses desde que me licencié, cuando se presentó en mi casa un compañero de la mili, me ofreció la plaza de conductor que él tenía, porque se iba a dedicar a otra cosa; yo, como tenia ganas de conocer ese oficio, acepté su oferta y cambié la paleta que tenía por el volante.

El camión era un Avia de 3.500 kilos sin vasculante, y cargaba unas veces cemento y otras yeso o ladrillo; el caso es que tenía que mover yo solo más kilos en un día que en la construcción en un mes.

Un año tardé en darme cuenta de que el camión no me beneficiaba en nada, que lo que estaba haciendo era entorpecer mi carrera de la construcción, y, a parte, que con el camión trabajaba por la noche y por el día para ganar lo mismo que en la construcción.

viernes, 19 de marzo de 2010

DESPUES DE SEMANA SANTA

Después de semana santa, en los días de la merienda, volví a ir al baile; ella estaba allí, intenté bailar con ella pero no había forma, ella siempre bailaba con las amigas o con un chaval jovencísimo; yo insistía una y otra vez, las amigas cuchicheaban con ella.

Cuando terminó el baile salieron en dirección a sus casas. Yo me sentía un poco desanimado y cogí la moto para marcharme, pero, antes de arrancar, pensé y me dije "¿es que ésta va a ser más cabezota que yo?", dejé la moto y salí tras de ella.

A diferencia de la vez anterior, las amigas la dejaron en el lateral; yo, aprovechando la ocasión, me puse junto a ella. A cualquier cosa que le decía ella me salía por los Cerros de Ubeda, parecía más despistada que una cabra en un pajar; como llevaban las capazas de la merienda, una de las veces que le hablé me dijo: "anda, ya que no te vuelves, por lo menos ayúdame a llevar la capaza.

Así lo hice y así empezó mi relacion con ella. Todos los fines de semana que venía de rebaje iba a verla. Empezamos a escribirnos cartas y terminamos siendo novios hasta el día en que nos casamos. Mi viaje al baile de la venta había dado su fruto.

Nos unimos en matrimonio el día tres de Mayo del año 1.969, y hasta el día de hoy (16-8-2.009) permanecemos unidos después de cuarenta años casados. Como en todo matrimonio tenemos nuestras discusiones y nuestras diferencias, pero, al final, nos acostamos juntos en la misma cama.

Analizando el sistema moderno, yo acabo por no entenderlo; antes una pareja se casaban y se entregaban en cuerpo y alma para el resto de sus dias, pero ahora no.

domingo, 14 de marzo de 2010

BUSCANDO NOVIA


En las navidades del año 1.965 yo tenía ya motocicleta. Nos fuimos un primo mío y yo a un baile que se hacía los domingos en el Campo de la Matanza, en la venta Bocazas. Allí vi una chica que me llamó mucho la atención; pero un amigo, al que llamábamos El Azaña, que estaba con su novia, me presentó a otra chica y bailamos, pero a mí la que me atraía era la que había visto primero.

Cuando terminó el baile cada uno se iba marchando para su casa; yo le dije a mi primo "espérame aquí que vuelvo enseguida"; me marché para acompañar a la chica en la que yo me había fijado, pero ella estaba entre sus amigas y yo no podía hablar con ella. Me huía como si yo fuera un bicho raro.

Cuando llegamos a su casa, se metieron tres chicas, y las otras, con dos mujeres mayores, siguieron camino adelante; y allí me quedé yo solo y a oscuras, porque no había luz eléctrica todavía en el Campo de la Matanza. Me volví por el camino de vuelta hacia el bar donde me esperaba mi primo; iba pensando que no había conseguido nada; pero después, pensándolo mejor, me dije, bueno, por lo menos sé dónde vive.

martes, 9 de marzo de 2010

MIS RELACIONES DE JOVEN CON AMIGAS Y AMIGOS

Desde que empecé a trabajar en la construccion fui haciendo amistades con los compañeros de trabajo, unos mayores, otros jovenes como yo y otros que se iban incorporando al trabajo. Como ya teníamos bicicletas, corríamos, tanto en los días de trabajo como en los festivos, en busca de aventuras juveniles.

Pocos pueblos y ciudades nos quedaron sin recorrer en un radio de entre quince y veinte kilometros, como eran Abanilla, Fortuna, Monteagudo, Murcia, Beniaján, Alquerías, Beniel, Orihuela y vuelta a Santomera pasando por Rincón de Bonanza, la Aparecida, y el Siscar.


Hacíamos bailes en casas particulares a donde acudían chicas y chicos, bailábamos y nos divertíamos, incluso algunos de los amigos se echaron novia formal.


Durante mi servicio militar estuve cortejeando a una chica, incluso nos escribíamos cartas, pero no había un fondo serio de noviazgo, duró poco tiempo, y rompimos.

martes, 23 de febrero de 2010

MIS AMIGOS MAS INTIMOS


Aunque yo he sido amigo de todo el mundo, siempre tiene uno unos amigos más íntimos, en los que confiar más los secretos. Desde que empecé a trabajar en la construcción fui haciendo amistades y amigos. Los más íntimos fueron estos: Juan Antón Campillo, más conocido por Juan el Datilero, será amigo íntimo mientras yo viva; José Villascusa Verdú, más conocido por Pepito el Guapo, igual que el anterior; José Molinero García, alias Pepito el Sereno, idem de lo mismo, pero de éste sólo me queda el recuerdo, que en paz descanse; Jesús Carrion Yuste, más conocido como Jesús el Carrión, igual que los otros; Porfirio Cámara Rubio, de El Siscar e Isidro Pérez Menárguez, más conocido como Isidro el Ciporrón.

domingo, 21 de febrero de 2010

CAMBIO DE PUESTO

El sargento se quedó un poco pensativo, me miró y me dijo "no te preocupes, vas a estar en un puesto donde no te vas a aburrir"; y así fue, me destinó al comedor como jefe del mismo; allí tenía todo el trabajo que quería y algo más.

Allí pasé el resto, hasta cumplir los dos años de mili. Por cierto, fue el último reemplazo que hizo dos años de mili, el siguiente hizo solo dieciocho meses; así que, junto conmigo, se licenciaron dos reemplazos más.

Tuve tiempo suficiente como para hacer un curso de radio-transistores por correspondencia en mi tiempo libre y de sacarme el carnet de conducir de primera por lo civil, que me costó dos mil quinientas pesetas en el año 1.966. Pero lo que yo creía que iba a aprender en la marina de guerra española no lo aprendí; era nadar y salir en los barcos por altamar.

El veinticinco de Septiembre de 1.966, una semana antes de cumplir los dos años de mili, nos licenciaron. El subteniente que nos pagó, cuando me tocó a mí, me dió la enhorabuena y me dijo "has salido para la policía nacional, dentro de un mes te tienes que presentar en Madrid"; yo me quedé mirandolo y le dije "pero si yo no he solicitado nada"; él me contestó "tú eres tirador de primera y por eso has sido elegido", "¿pero es obligatorio?" le pregunté, él me contestó "otros quisieran poder tener ese previlegio", "pues yo no, señor, y, si es posible, la renuncia la hago ahora mismo". Me miró y me dijo "sí claro", y sacó una hoja, la rellenó y se la firmé, y allí terminó mi etapa del servicio militar.

domingo, 14 de febrero de 2010

UNA MILI LARGA


Mi servicio militar fue largo, pero se podía llevar bien; después de tres meses de instrucción juramos bandera, y, a continuación, a destinos. Me tocó quedarme en el cuartel tres meses más de repetidor, los cuales tres meses los pasé de asistente de un teniente de navío, o mejor dicho de su esposa, porque todos los trabajos que hacía eran domésticos, como por ejemplo, hacer los mandados a su mujer, limpiar la jaula del periquito, vestir y calzar a las tres niñas para mandarlas al colegio; por cierto, la mayor ya no era tan niña.
Como aquel trabajo me ponía a veces en ciertos apuros, hablé con mi superior y se lo dije; él lo comprendió y me dijo que aguantara los tres meses, y que, después, me buscaría un buen destino; y así fue.
Cumplidos los tres meses de asistente, fui destinado al ( C.I.A.F. ) Centro de Instrucción y Adiestramiento de la Flota. Los primeros tres meses después de hacerme unas pruebas los pasé como albañil de mantenimiento. Como en aquel puesto me aburría porque no se hacía casi nada, hablé con el sargento de oficios para que me pusiera en otro puesto que fuera mas activo. El sargento, que sabía toda mi trayectoria, me dijo: "¿qué pasa, Rubio, que te aburres, verdad?", yo le contesté "pues sí, mi sargento, aquí no tengo un puesto activo, que es lo que a mí me gusta para que se me pasen estos dos años lo más rapido posible".

viernes, 12 de febrero de 2010

SERVICIO MILITAR


Dos de Octubre de 1.964, ese día me incorporo al servicio militar en el Cuartel de Instrucción de Marinería de Cartagena. Allí pasé los tres meses de instrucción; me asignaron el numero 4.175 del cuarto reemplazo. Durante el período de instrucción los suboficiales nos decían que si alguno era analfabeto que lo dijera para mandarlo a la escuela, y así poder aprender a leer y escribir.

A mí me vino una idea, como no tenía graduado escolar, si me apuntaba tenía la posibilidad de tenerlo, y así lo hice. Con lo que no contaba yo era con que los que no se apuntaban salían de paseo por las tardes y los que nos apuntamos teníamos que dar las clases por las tardes.

El primer día en que empezamos las clases me dan la primera sorpresa, me dan la cartilla de la A E I O U; me quedo mirando al cabo y le digo, "mi cabo, esto me lo dieron a mí cuando tenía seis años, y ya me lo sabía". El cabo me contestó: "entonces tú no eres analfabeto, para qué te has apuntado"; yo le contesté: "porque yo creía que toda persona que no tuviera el graduado escolar era un analfabeto".

El cabo llamó al sargento y le explicó el caso, y el sargento llamó al cura, que era el que enseñaba la religión, y se lo dijo; el cura me llamó aparte. Cuando lo vi pensé, anda, que si veo a este hombre por la calle, voy a pensar que es cura vestido de militar como va, porque era un teniente sin sotana. Me dijo, siéntate; me senté frente a él y me dijo: "cómo te llamas", "Juan" le contesté. "Bien Juan, cómo andas de doctrina", miré al cura y le dije: "pregúnteme, teniente". Empezó a preguntarme y yo a contestarle; me preguntó todo el catecismo, al cual le contesté correctamente. Se levantó, me dió la mano y me dijo: "Juan, tú no eres analfabeto, hijo, te tomaré el nombre y los apellidos y cuando hagamos los exámenes te llamaremos para que vengas a hacerlos.

Y así fue, a los siete meses me llamaron para examinarme, y de más de setenta que estábamos, saqué el número dos, y así obtuve el graduado escolar, que entonces se llamaba Certificado de Estudios Primarios.

jueves, 4 de febrero de 2010

ALTO RIN

A últimos del mes de marzo llegamos al ALTO RIN. A la mañana siguiente nos presentamos en la empresa; a mi hermano le hicieron el contrato de inmediato porque ya tenía ficha del año anterior, y al otro compañero, también; pero a mí me tomaron los datos y me llevaron a una obra. Me presentaron al encargado para que me hiciera las pruebas, y así lo hizo.

Estuve de pruebas en distintos puestos de la obra, primero colocando ventanas, después amaestreando y enluciendo paredes con mortero de cemento, y, la última prueba, colocando ladrillo en tabiquerías. A medio día el encargado de la obra me dijo que las pruebas habían terminado, me dio un papel y me mandó a la oficina.

En la oficina entregué el papel al oficinista y este me dijo que me esperara un momento. Me senté en una silla y esperé. Poco tardaron en llamarme, entré a un despacho, me tomaron toda la afiliación y me hicieron el contrato. Acto seguido lo firmé, y me mandaron a la policía para que me hicieran el carnet de identidad, y, una vez recogido, me mandaron a Milus para que me hicieran el reconocimiento medico.

En una de las obras que tenía la enpresa tuvimos que improvisarnos en el entresuelo una habitacion para los tres. Compramos un hornillo eléctrico para hacernos la comida y la cena y nos instalamos una luz y un enchufe en la habitación, y allí mismo cocinábamos.

Poco mas de cinco meses estuve trabajando en la empresa, pues ya les había advertido que tenía que volver a España para hacer el servico militar. El encargado de la obra, que se llevaba muy bien conmigo, me dijo que podía seguir trabajando en Francia y no hacer la mili, pero yo le contesté que la mili los españoles la hacíamos en España, y yo me venía para hacerla.

Cuando llegamos a mi casa mi hermano y yo, a mi madre le entregué el dinero que había traído. Treinta y dos mil pesetas; ya me podía ir tranquilo a la mili, sabiendo que ni mis padres ni yo pasaríamos falta de dinero mientras estuviera haciendo el servicio militar. Mi madre me dijo que el dinero me lo guardaría y que, si no era por una emergencia, que no lo tocaría. Yo seguí trabajando hasta que ingresé en el servicio militar.

1.964 SALIDA A FRANCIA

Después de analizar la situación económica de mi casa llegué a la conclusión de que tenía que emigrar otra vez; lo que se ganaba en España daba escasamente para comer y llevar la casa, pero no para ahorrar, y en el mes de Octubre me tenía que incorporar al servicio militar para dos años. Yo pensaba en la situación en que dejaba a mis padres; si necesitaba algún dinero mientras estaba haciendo el servio militar, cómo me lo iban a dar.

Hablé con mi hermano José, que el año anterior había estado en Francia, en la construcción, y me dijo que allí se necesitaban oficiales, pero que no había que esperar contrato porque el año anterior la empresa mandó muchos contratos para oficiales y, de los que fueron, la mayoría eran peones; por eso no se fiaban.

Mi hermano escribió a la empresa, y ésta le contestó que, si queríamos trabajar, que nos fuéramos sin contrato y, una vez allí, nos harían las pruebas de oficial y si eran buenas nos darían el contrato.

Solicité de la tercera Región Militar un permiso para salir al extranjero, el cual me concedieron, y pocos días después marchamos mi hermano y yo juntos con otro compañero.

martes, 2 de febrero de 2010

ALEMANIA III

Cuatro meses estuve en Alemania. Trabajábamos como si fuéramos a destajo. Se cobraba bien, pero no había día en que no me acordara de los míos, de mi pueblo y de mi España. No pudiendo aguantar más, nos venimos de Alemania yo y otros tres compañeros, entre ellos el novio de mi hermana, que tenía más ganas de venirse que yo. Nos vinimos en autobús. Yo me quedé en Barcelona porque mi padre, que tenía más ganas de verme a mí que yo a él, le plantó a mi madre la escusa de que se venía a Barcelona para ver a sus hermanos; eran seis los que tenía en Castellar del Vallés y Canurial; pero, en realidad, a quien quería ver era a su hijo Juan.

El importe de mi trabajo ya tenía destino; mi otra hermana, la menor, mi Isabel se casaba el año próximo, pero el gasto de la boda estaba cubierto. Se casó el día catorce de Marzo de 1.964. En mi casa quedamos mis padres y yo con la alegría de haber casado a mi hermana, y con la tristeza de que se había marchado de casa para siempre.

Yo empecé a calcular la situación económica de mi casa y el futuro que teníamos por delante mis padres y yo. Ese mismo año me tenía que incorporar al servicio militar y mis padres se quedaban solos durante dos años.

lunes, 1 de febrero de 2010

ALEMANIA II

No había pasado media hora cuando una furgoneta marca Ford aparcó cerca del andén; bajó un hombre y se dirigió a nosotros. Después de saludar en su idioma sacó un papel y empezó a chapurrear los nombres que llevaba escritos; eran los nuestros. Subimos a la furgoneta por la parte trasera. Los asientos eran laterales, los del conductor y el acompañante estaban separados por una rejilla, parecía el furgón de la cárcel.

LLegamos a Languenaguen, un pueblo cerca del aeropuerto de Flulgafen. Los paisanos que ya estaban allí nos estaban esperando. Bajamos las maletas del vehículo y los paisanos las cogieron para meterlas en las barracas, pero el chófer se acercó y les dijo que allí no, que nos fuéramos al otro lado. Nosotros no entendíamos nada. La sorpresa fue para todos cuando el chófer echó a andar y nosotros le seguimos, abrió la puerta, entró y encendió la luz. Todo era nuevo, una obra totalmente nueva para ser habitada por nosotros, con una cocina muy amplia, un salón comedor muy grande, sus aseos con duchas y bastantes dormitorios con tres y cuatro camas cada uno.Los paisanos que vieron la obra nueva, y que la iban a ocupar los nuevos que vinieran después, aprovechando que estaba de noche, cogieron sus cosas de las barracas y se cambiaron a la obra nueva antes de que vinieran otros inmigrantes y les quitaran el puesto.

viernes, 29 de enero de 2010

AÑO 1.963 - EMIGRO A ALEMANIA

Con veinte años cumplidos y con la experiencia de haber salido al extranjero el año anterior, tomé la decisión de pedir un contrato para irme a Alemania. En Alemania había muchos trabajadores de Santomera y no fue difícil conseguir un contrato de trabajo.

El día cinco de junio, junto con otros tres compañeros, entre ellos el novio de mi hermana Isabel, partimos desde la estación del Carmen de Murcia. Fue un viaje largo y duro. Salimos en dirección a Madrid; de allí partimos hacia Irún, cruzamos la frontera de Francia y seguimos hasta llegar a Colonia. Bajamos del tren y, como si fuéramos ovejas, nos guiaron hasta un lugar que por sus trazas parecía una universidad. Los jóvenes alumnos, tendidos sobre el césped, se reían, no puedo asegurar si era de nosotros o de la forma en que íbamos. Nos sentamos en el comedor y nos pusieron de comer arroz a la cubana y, de postre, una naranja.

Subimos al tren a media tarde, y a las dos de la madrugada del día ocho llegamos a la estación de Hannover. No había nadie esperándonos, ni gente en los andenes, y nosotros, con las maletas puestas sobre el andén, mirábamos cómo se perdía el tren en la lejanía. En ese momento me embargaron la angustia y la tristeza; me acordé entonces de mis padres, de mis hermanos, de mi pueblo, de Murcia y de mi España; pero no me pasaba sólo a mí, todos pensábamos lo mismo, porque de pronto escuchamos la voz del novio de mi hermana que decía "si no me tomaran por loco cogía la maleta y me iba a mi casa andando por toda la vía".

lunes, 25 de enero de 2010

VENDIMIA II

A la mañana siguiente hicimos las maletas y nos despedimos del jefe después de que nos pagara. De los cuatro compañeros que hicimos la vendimia, dos se marcharon a la vendimia del norte, otro se volvió a España, y yo me fui a la finca de La Pellatrice, que era donde estaba mi hermano José.

Mi hermano habló con el encargado de la finca para ver si yo podía trabajar en ella. El encargado habló con el dueño y éste le dijo que sí; la finca era muy grande y quedaba mucha uva por cortar, las lluvias habían comenzado y la uva empezaba a deteriorarse. Tuve que presentar mis papeles, en los que aparecía como porteador, o sea para sacar la uva que los otros cortaban; y así mismo seguí en esa finca.

Cuando se terminó la campaña y nos pagaron, después de hacer el recuento de lo que habíamos cobrado y lo que habíamos pagado por la comida, el resultado fue el siguiente: a mi hermano le habían quedado cuatro mil pesetas aproximadamente, y a mí, unas siete mil. Pensé yo que la diferencia entre lo que nos había quedado al uno y al otro era demasiado grande; su trabajo había sido cortando y el mío, sacando la uva hasta donde estaban los carros. Mi hermano estaba casado y con un hijo, y yo estaba soltero; la diferencia de situación entre los dos era bastante considerable, a él le hacía falta el dinero, pero a mis padres también les hacía falta para pagar cosas pendientes de atrás.

Me puse a pensar y llegué a una conclusión, le daría a mi hermano mil pesetas, que junto con las cuatro mil sumarían cinco mil, y yo, que había ganado siete mil, llevaría a mi casa seis mil. Así no habría esa diferencia tan grande. Se lo expuse a mi hermano y él me contestó: "tú haz lo que quieras, el dinero es tuyo"; y así lo hice, pero le puse una condición, que mis padres no se enteraran de que le había dado mil pesetas. El aceptó y así se hizo. Pero, pasado algun tiempo, a mi hermano le remordía la conciencia de no haber dicho a mis padres aquello que yo le puse como condición y un buen día se lo dijo a los dos, y todo quedó en risas entre todos.

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