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viernes, 19 de marzo de 2010

DESPUES DE SEMANA SANTA

Después de semana santa, en los días de la merienda, volví a ir al baile; ella estaba allí, intenté bailar con ella pero no había forma, ella siempre bailaba con las amigas o con un chaval jovencísimo; yo insistía una y otra vez, las amigas cuchicheaban con ella.

Cuando terminó el baile salieron en dirección a sus casas. Yo me sentía un poco desanimado y cogí la moto para marcharme, pero, antes de arrancar, pensé y me dije "¿es que ésta va a ser más cabezota que yo?", dejé la moto y salí tras de ella.

A diferencia de la vez anterior, las amigas la dejaron en el lateral; yo, aprovechando la ocasión, me puse junto a ella. A cualquier cosa que le decía ella me salía por los Cerros de Ubeda, parecía más despistada que una cabra en un pajar; como llevaban las capazas de la merienda, una de las veces que le hablé me dijo: "anda, ya que no te vuelves, por lo menos ayúdame a llevar la capaza.

Así lo hice y así empezó mi relacion con ella. Todos los fines de semana que venía de rebaje iba a verla. Empezamos a escribirnos cartas y terminamos siendo novios hasta el día en que nos casamos. Mi viaje al baile de la venta había dado su fruto.

Nos unimos en matrimonio el día tres de Mayo del año 1.969, y hasta el día de hoy (16-8-2.009) permanecemos unidos después de cuarenta años casados. Como en todo matrimonio tenemos nuestras discusiones y nuestras diferencias, pero, al final, nos acostamos juntos en la misma cama.

Analizando el sistema moderno, yo acabo por no entenderlo; antes una pareja se casaban y se entregaban en cuerpo y alma para el resto de sus dias, pero ahora no.

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