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lunes, 25 de enero de 2010

VENDIMIA II

A la mañana siguiente hicimos las maletas y nos despedimos del jefe después de que nos pagara. De los cuatro compañeros que hicimos la vendimia, dos se marcharon a la vendimia del norte, otro se volvió a España, y yo me fui a la finca de La Pellatrice, que era donde estaba mi hermano José.

Mi hermano habló con el encargado de la finca para ver si yo podía trabajar en ella. El encargado habló con el dueño y éste le dijo que sí; la finca era muy grande y quedaba mucha uva por cortar, las lluvias habían comenzado y la uva empezaba a deteriorarse. Tuve que presentar mis papeles, en los que aparecía como porteador, o sea para sacar la uva que los otros cortaban; y así mismo seguí en esa finca.

Cuando se terminó la campaña y nos pagaron, después de hacer el recuento de lo que habíamos cobrado y lo que habíamos pagado por la comida, el resultado fue el siguiente: a mi hermano le habían quedado cuatro mil pesetas aproximadamente, y a mí, unas siete mil. Pensé yo que la diferencia entre lo que nos había quedado al uno y al otro era demasiado grande; su trabajo había sido cortando y el mío, sacando la uva hasta donde estaban los carros. Mi hermano estaba casado y con un hijo, y yo estaba soltero; la diferencia de situación entre los dos era bastante considerable, a él le hacía falta el dinero, pero a mis padres también les hacía falta para pagar cosas pendientes de atrás.

Me puse a pensar y llegué a una conclusión, le daría a mi hermano mil pesetas, que junto con las cuatro mil sumarían cinco mil, y yo, que había ganado siete mil, llevaría a mi casa seis mil. Así no habría esa diferencia tan grande. Se lo expuse a mi hermano y él me contestó: "tú haz lo que quieras, el dinero es tuyo"; y así lo hice, pero le puse una condición, que mis padres no se enteraran de que le había dado mil pesetas. El aceptó y así se hizo. Pero, pasado algun tiempo, a mi hermano le remordía la conciencia de no haber dicho a mis padres aquello que yo le puse como condición y un buen día se lo dijo a los dos, y todo quedó en risas entre todos.

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